A 600 kilómetros de profundidad podría haber más agua que en todos los océanos juntos. Así lo afirma un artículo publicado el pasado mes de marzo en la revista Nature. Estaría encerrada en una de las zonas de transición del manto, entre 400 y 600 kilómetros bajo la superficie. La prueba de ese inmenso manantial viene del hallazgo en 2008 de un mineral, la ringwoodita, hecho por un grupo de buscadores de gemas en el área de Juína, en el Mato Grosso (Brasil). Este mineral, que suele indicar que el lugar donde se formó tenía agua –su composición acuosa alcanza el 2,5%– se había encontrado en meteoritos, pero jamás en la Tierra: no habíamos podido perforarla lo suficiente como para hallarlo.
Por sorprendente que parezca, sabemos todavía muy poco de las entrañas de la Tierra. Conocemos mejor el centro del Sol, y eso que este se halla a más de 150 millones de kilómetros y el de nuestro mundo, a unos pocos miles. Los últimos hallazgos revelan una historia turbulenta y en continua evolución. El interior del planeta azul es muy caliente: los volcanes y las medidas de temperatura en el interior de las minas lo han demostrado.
En los años 70, los científicos de la Unión Soviética perforaron en la península de Kola, en el norte de Rusia, un gigantesco agujero de 12.262 metros de profundidad que continúa siendo el mayor realizado por el ser humano en la superficie continental. El objetivo era llegar a los 15.000 metros, pero las altas temperaturas encontradas, 180 ºC en lugar de los cien esperados, hicieron imposible seguir con la perforación. Hasta hace poco se pensaba que el centro de la Tierra estaba a una temperatura similar a la de la superficie solar, pero resultados recientes estiman que se halla a 6.000 ºC, o sea, unos mil por encima.
Eso sí, desde los años 30 del siglo pasado tenemos constancia de que existe un núcleo fluido externo y otro sólido interno que comienza a una profundidad de 5.150 kilómetros y llega al mismo centro, a 6.371 kilómetros. Lo verdaderamente llamativo es la posible estructura de este último: en 1995, geofísicos del Instituto Carnegie de Washington insinuaron que puede haber un cristal enorme en el centro del planeta.
Una nueva serie de mediciones han revelado que el núcleo de la Tierra es en realidad 1000C más caliente de lo que pensábamos. Esto significa que el centro de nuestro planeta es realmente tan caliente como la superficie del sol.
Hemos sabido durante mucho tiempo que el núcleo del planeta - a pesar de ser extremadamente caliente - es de hierro sólido, cristalino, debido a las enormes presiones que experimenta. Pero una nueva serie de experimentos sugiere que la estructura cristalina se forma en realidad a temperaturas mucho más altas de lo previsto anteriormente.
Las pruebas realizadas en los años 90 sugieren que la temperatura del núcleo debe ser aproximadamente 5000C. Pero ahora, un equipo de científicos ha utilizado rayos X para sondear las muestras de hierro, que se celebró a temperaturas extremadamente altas, para entender mejor cómo la estructura cristalina única de las formas básicas.
Las presiones fueron creados usando algo llamado una célula yunque de diamante, que tiene una muestra entre dos diamantes sintéticos mecanizadas. Mediante la aplicación de una inmensa presión y el calentamiento de la muestra con el láser, el equipo fue capaz de bombardear a la plancha con rayos X para ver cómo su estructura cristalina cambios en la transición de líquido a sólido.
Hemos sabido durante mucho tiempo que el núcleo del planeta - a pesar de ser extremadamente caliente - es de hierro sólido, cristalino, debido a las enormes presiones que experimenta. Pero una nueva serie de experimentos sugiere que la estructura cristalina se forma en realidad a temperaturas mucho más altas de lo previsto anteriormente.
Las pruebas realizadas en los años 90 sugieren que la temperatura del núcleo debe ser aproximadamente 5000C. Pero ahora, un equipo de científicos ha utilizado rayos X para sondear las muestras de hierro, que se celebró a temperaturas extremadamente altas, para entender mejor cómo la estructura cristalina única de las formas básicas.
Las presiones fueron creados usando algo llamado una célula yunque de diamante, que tiene una muestra entre dos diamantes sintéticos mecanizadas. Mediante la aplicación de una inmensa presión y el calentamiento de la muestra con el láser, el equipo fue capaz de bombardear a la plancha con rayos X para ver cómo su estructura cristalina cambios en la transición de líquido a sólido.
fuentes:gizmodo, muyinteresante
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