Desde hace cuatro años, el Banco Central húngaro recicla sus billetes usados como briquetas para calefacción destinadas a las instituciones sociales más necesitadas del país, un gesto que se aprecia particularmente en este periodo de gran frío. Procedente del centro de logística del Banco Central (MNB) en Budapest, un camión descargó el martes unas cuatro toneladas de ladrillos de billetes en este centro
elegido este año, junto a la Asociación de niños Discapacitados de Véstö (sureste), para calentarse todo el invierno con “florines”, nombre de la divisa húngara. Desde septiembre, el banco entrega su preciada carga una vez al mes. La última entrega se esperaba con especial impaciencia, dado que un frío siberiano se ha apoderado de Hungría desde hace seis días y dejado 16 muertos.
“Nuestras investigaciones han demostrado que las propiedades de calefacción de estas briquetas fabricadas a partir de billetes de banco desmenuzados son similares a las de lignito”, apunta el director del centro de logística de el MNB, Barnabas Ferenczi. El centro se dotó de una máquina para comprimirlos el dinero en ladrillos. Cada año, el MNB retira de la circulación en torno a un cuarto del conjunto de billetes e imprime una cantidad equivalente para remplazarla. “Eso equivale a unos 200.000 millones de florines” (800 millones de euros o U$S 900 millones) o entre 40 y 50 toneladas de briquetas anuales, detalla el director del centro. Hace falta cerca de cinco millones de florines (17.000 euros o 22.000 dólares) para fabricar una sola briqueta, que pesa en torno a un kilo. Los billetes pasan primero por la trituradora, y luego el bloque de papel es comprimido, sin ningún añadido químicos.
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