Facebook es un proyecto muy bien financiado, y los capitalistas detrás de esta exitosísima red social pertenecen a Silicon Valley, y conciben el mundo desde una clara postura ideológica. Facebook, al igual que su predecesor PayPal, es un experimento social de perfil neoconservador. En Facebook, uno es libre para ser quien quiera ser, siempre y cuando a uno no le importe ser bombardeado por la publicad de las grandes marcas del mundo.
Aunque el proyecto fue concebido por Mark Zuckerberg, la cara real detrás de Facebook es Peter Thiel, inversor de capital de riesgo y filósofo futurista. Solo hay tres miembros en la junta de Facebook: Thiel, Zuckerberg y un tercer inversionista llamado Jim Beyer. Thiel invirtió 500.000 dólares en Facebook cuando los tres creadores fueron a visitarlo en San Francsico en junio de 2004. Hoy es dueño del 7%, que equivale a más de un billón de dólares.
Thiel es visto en Silicon Valley como un genio. Es el cofundador y presidente del sistema de pago en línea PayPal. También dirige un fondo de cobertura llamado Clarium Capital Fund y uno de capital de riesgo llamado Founders Fund. La revista Bloomberg Markets lo llamó hace poco “uno de los más exitosos inversionistas de capital de riesgo en el país”. Es también un vigoroso activista del neoconservadurismo. Se graduó en Filosofía en Stanford y es coautor del libro El mito de la diversidad, un ataque minucioso al multiculturalismo y al liberalismo. Durante sus años en la universidad, fundó un periódico de derecha llamado The Stanford Review. Es también miembro de TheVanguard.org, un grupo de presión neoconvervador basado en internet y creado para atacar MoveOn.Org, un grupo de presión liberal. Su filosofía la resume el propio website: “Vanguard.org es una comunidad en línea de norteamericanos que creen en los valores conservadores, en el libre mercado y en limitar la interferencia del Estado”. Describe su política como reaganista-thatcherista. El mensaje del director dice: “Hoy les enseñaremos una lección que nunca olvidarán a MoveOn, a Hillary y a la prensa liberal”.
Su postura política es clara. Pero, ¿y su filosofía? Básicamente, es esta: Desde el siglo xvii, algunos pensadores iluminados están alejandose de la vieja noción de la vida ligada a la naturaleza (cita la famosa definición de Thomas Hobbes de la vida como “desagradable, brutal y corta”), para acercarse hacia un nuevo mundo virtual en el que habremos conquistado la naturaleza. El valor ahora solo existe en las cosas imaginarias. Thiel dice que PayPal fue motivado por esta creencia: que puedes encontrar valor no en objetos manufacturados, sino en las relaciones entre los seres humanos. PayPal fue un una manera de mover dinero alrededor del globo sin restricciones, saltándose todos los controles de divisas”.
Facebook es otro experimento ultracapitalista: ¿Se puede hacer dinero con las amistades? ¿Puedes crear comunidades libres de fronteras y venderles Coca-Cola? Facebook no fabrica absolutamente nada. Es un simple mediador de relaciones que ya existían.
El mentor filosófico de Thiel es René Girard, de Stanford, quien propone la teoría de que el comportamiento humano funciona por deseo mimético. Girard alega que la gente es esencialmente borrega y se copia una a otra sin mucha reflexión. La teoría parece ser correcta en los mundos virtuales de Thiel: el objeto de deseo es irrelevante. Todo lo que se necesita saber es que los seres humanos tienden a moverse en manadas. De ahí las burbujas financieras. Y de ahí la enorme popularidad de Facebook. Girard es un asiduo invitado a las tertulias intelectuales de Thiel. Pero en ellas nunca se habla de conceptos como el arte, la belleza, el amor, el placer o la verdad.
Internet es muy seductor para neocons como Thiel porque promete un tipo de libertad en las relaciones humanas y en los negocios, libertad de las leyes de los países. Internet abre un mundo de expansión del libre mercado y laissez faire. A Thiel también le encantan los paraísos fiscales y dice que 40% del dinero del mundo está entre Vanuatu, las Islas Caimán, Mónaco y Barbados.
Si en el pasado la vida era desagradable, bruta y corta, en el futuro, Thiel quiere alargarla. Por eso ha invertido en una compañía que explora teconologías para extender la vida. Ha donado 3.5 millones de libras al gerontólogo británico Aubrey de Grey, quien busca la clave de la inmortaldiad. También está en el consejo del Singularity Institute for Artificial Intelligence. En su fantástico website se lee: “Singularity busca la creación tecnológica de una inteligencia superior a la humana”.
Thiel admite que quiere reemplazar el mundo real, que llama “naturaleza” por un mundo virtual. Es en este contexto que debemos ver Facebook. Facebook es un experimento deliberado de manipulación global. Y Thiel es un brillante genio en el panteón neoconservador, con una curiosa inclinación hacia las fantasías tecno-utópicas.
El tercer miembro de la junta de Facebook es Jim Breyer. Socio de Accel Partners, invirtió 12,7 millones de dólares en Facebook en abril de 2005 y está en la junta de gigantes como Walmart y Marvel. Fue presidente del National Venture Capital Association (nvca).
La más reciente inyección de capital a Facebook –27,5 millones de dólares– fue liderada por Greylock Venture Capital. Uno de los socios de Greylock es Howard Cox, también ex presidente de nvca), y miembro de junta de In-Q-Tel. ¿Y qué es In-Q-Tel? Pues nada menos que el ala de inversión en capital de riesgo de la CIA. Creada en 1999, su misión es la de “identificar y asociarse con compañías que estén desarrollando nuevas teconologías para ayudar a proveer soluciones a la Agencia Central de Inteligencia”.
Aún si no compran la idea de que Facebook es un híbrido, extensión de un programa imperialista cruzado con una herramienta masiva de recolección de información, no se puede negar que, como negocio, es absolutamente genial.
A sus dueños, les basta con sentarse a ver cómo millones de adictos a Facebook ofrecen de forma voluntaria información sobre su identidad, fotografías y listas de sus objetos de consumo favoritos. Esta gigantesca base de datos es vendida a los anunciantes, como dice Zuckerberg, “para tratar de ayudar a la gente a compartir información con sus amigos sobre las cosas que hacen en la red”. El pasado 6 de noviembre Facebook anunció que 12 marcas globales –Coca-Cola, Blockbuster, Verizon, Sony Pictures y Conde Nast, entre ellas– se habían unido a Facebook.
“Compartir” es la palabra de Facebook para “publicitar”. Admita en Facebook que le gustó una película y apenas salga una película similar, puede estar seguro de que le enviarán un aviso.
Lea la política de privacidad de Facebook y se dará cuenta de que prácticamente no existe. Facebook parece más un regimen totalitario virtual, ideológicamente motivado, con una población que crece unos dos millones de personas por semana y que ya ha superado los 60 millones. Thiel y sus socios han creado su propio país. Un país de consumidores.
Puede que Facebook sea un experimento genial, pero tal vez usted no quiera formar parte de un proyecto cuyo fin es crear una república virtual global, donde usted y sus relaciones con sus amigos son convertidos en bienes que se venden a las grandes marcas globales.
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