Mmarines estadounidenses miran suicidio el en masa. Los soldados japoneses que defendían la isla junto a civiles se lanzaban desde un acantilado después de la captura de la isla. De acuerdo con la orden, y mostrando así su lealtad y devoción al Emperador de Japón.
El resultado sería la batalla del Mar de Filipinas, un auténtico desastre para los japoneses, que perdieron tres portaaviones y cientos de aeronaves. Como consecuencia, las guarniciones que defendían las islas Marianas perderían toda esperanza de recibir refuerzos y suministros, con lo que Japón perdía toda esperanza de vencer en Saipán.
Cuando la derrota japonesa ya era inminente, multitud de civiles se suicidaron, fruto de la propaganda que el gobierno nipón había hecho y que mostraba a los estadounidenses como bárbaros y salvajes que torturarían, violarían y asesinarían a la población no beligerante. Los esfuerzos de los estadounidenses para detener los suicidios masivos fue, en su mayor parte, inútil. Destaca la intervención del Guy L. Gabaldon, soldado de origen mexicano, que consiguió convencer y capturar a más de 1000 japoneses de que los estadounidenses no eran bárbaros, evitando así muchos suicidios. Por sus acciones Gabaldon fue condecorado con la Cruz de la Armada.
El capitán nipón Sakae Ōba resistiría en las montañas, junto con 46 hombres, hasta el 1 de diciembre de 1945, fecha en la que se rindieron por la orden expresa del antiguo general de división Umahachi Amo, comandante de la 9.ª Brigada Mixta Independiente durante la batalla de Saipan.
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