Raciones, restricciones y guirnaldas. Con más de 24.000 civiles muertos a finales de 1940, la alegría-por no hablar de la seguridad-era difícil de conseguir. Ese año, el gobierno británico imploró a las familias a no comprar juguetes y regalos, para ayudar al esfuerzo de guerra. Lo que hicieron precisamente eso: la semana antes de Navidad más de 10 millones de libras de bonos de guerra fueron vendidos de manera que las fuerzas aliadas podrían continuar su lucha.
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